miércoles, 11 de mayo de 2016

Bullyng

Violencia escolar Se entiende por violencia escolar la acción u omisión intencionadamente dañina ejercida entre miembros de la comunidad educativa y que se produce dentro de los espacios físicos que le son propios a las instalaciones escolares, bien en otros espacios directamente relacionados con lo escolar (alrededores de la escuela o lugares donde se desarrollan actividades extra-escolares). Una característica extrema de violencia escolar producida entre alumnos es el acoso escolar (en inglés, bullying). Frenar el acoso Es preciso un marco normativo que asegure medidas en todos los centros Vanesa y Mohammed, padres de Arancha, una chica acosada que se suicidó el año pasado. SAMUEL SÁNCHEZ "Me insultan, me pegan, me dan empujones, me hacen sentir inferior, me dicen que sobro, que estaría mejor muerta… No tengo ganas ni de vivir. No sé por qué estoy en el mundo”. Esta frase, de una chica de 14 años, refleja la crueldad, el sufrimiento y las consecuencias de un fenómeno —el acoso escolar— al que no se presta la atención que requiere. Ni la comunidad educativa ni los padres parecen suficientemente implicados en la prevención de conductas agresivas que pueden dejar en las víctimas secuelas psicológicas de por vida. Las nuevas tecnologías agravan el problema, pues no solo permiten prolongar el acoso más allá del recinto escolar y a cualquier hora del día, sino incluso perseguir a la víctima allí donde vaya si su familia decide cambiar de centro. Más de 25.000 llamadas recibió el año pasado la fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo) para pedir información o denunciar algún caso, un 75% más que en 2014. Tras las averiguaciones pertinentes, la entidad intervino en 573 casos de acoso infantil consumado. Las demandas de información se dispararon después de que en octubre se conociera que un niño se había arrojado por la ventana para no ir al colegio y dejar así de sufrir acoso. Las noticias de este tipo han hecho que aumente la sensibilización social, pero ello no ha llevado a articular planes eficaces de prevención general. El análisis de los casos permite concluir que el mayor riesgo de acoso se concentra entre los 11 y los 15 años, y que la mayoría de las víctimas son niñas y niños con alguna particularidad. Tener dificultad para relacionarse, un carácter retraído o sufrir alguna minusvalía son los perfiles sobre los que hay que extremar la vigilancia. El 70,6% de las víctimas sufre acoso cada día y en el 44% de los casos este se prolonga durante más de un año, lo que da idea del sufrimiento que soportan. Y lo que es más alarmante: el 30,7% no lo explica, bien por temor a las consecuencias, bien por vergüenza. Este es el grupo de mayor riesgo; la falta de ayuda puede llevar a situaciones y daños irreversibles. Afrontar este grave problema exige una mayor implicación de las familias y de la comunidad educativa. Todos deben estar atentos a los cambios súbitos de ánimo y a los síntomas de depresión y angustia que identifican una situación de acoso. Pero también los padres de los agresores tienen una gran responsabilidad. El acoso no es una cosa de críos: es un comportamiento lesivo y cruel que contribuye a consolidar una personalidad intolerante, refractaria a las diferencias y profundamente asocial. Y hay todavía demasiados centros que minimizan el problema o lo ignoran. Cuando un colegio dice no tener acoso sin haber aplicado un programa de prevención, lo más probable es que simplemente no lo haya detectado. O no quiera verlo. Por el contrario, hay que tomar como un indicador de calidad docente el hecho de haberse planteado el problema y tomado medidas para afrontarlo. Pero no podemos esperar a que una mayor sensibilización movilice a la comunidad escolar. Es preciso un marco normativo que asegure instrumentos de prevención en todos los centros.
Los conflictos no deben suprimirse ni negarse ya que de esta forma pueden volverse destructivos y deben ser enfrentados en forma constructiva. Para resolver constructivamente un conflicto es preciso establecer un contexto cooperativo y éste supone: Interdependencia positiva. Trabajo en grupo La meta debe ser en grupo. Enseñar a negociar para resolver un problema. Comprender que al estar en un acuerdo o en desacuerdo con las ideas del otro no implica rechazo a su persona. Aprender a especificar sus deseos, sentimientos y necesidades. Exponer sus propias razones y escuchar al otro. Aprender a no juzgar a los otros. La violencia escolar es una violencia particularmente específica por los siguientes aspectos: El espacio de la victimización es la propia escuela, el lugar donde se desarrolla el proceso educativo. Los participantes de la violencia, en numerosos casos son los alumnos , esto constituye una línea endeble entre los autores de los hechos de violencia y las víctimas. El personal docente se muestra vulnerable por no poder controlar la violencia en la institución escolar esto conduce a una permisibilidad y agravamiento de los comportamientos violentos. La importancia del rol y la función social del maestro no es suficientemente valorada, comprendida y apoyada en nuestra sociedad. Tanto la sociedad en su conjunto como el ámbito escolar han abandonado una educación cimentada en los principios básicos de los derechos humanos , el respeto , la igualdad y la paz. Carencia de compromiso hacia la institución escolar. Infraestructura edilicia escolar deteriorada y sin mantenimiento constituye un símbolo de desorganización y violencia escolar En la escuela, la conducta agresiva parece estar relacionada con las variables afectivas y de relación familiar, como puedan ser el rechazo de los padres, el castigo agresivo y la carencia de identificación con los padres. Algunas víctimas crecen en la convicción de que el empleo de la agresividad es el mejor camino para conseguir lo que quieren. El haber sido víctima en la infancia propicia que de adulto se victimice a otros. En los procesos de interacción en el aula debemos tener en cuenta los factores motivacionales, el autoconcepto académico, el ánimo con que se afronta la tarea y los factores afectivos. Cuando un individuo se incorpora a un grupo social se dan dos tendencias: el deseo de dominio y el de afiliación. El fenómeno de agresión entre iguales podría deberse a la desintegración que sufre el niño cuando ingresa por primera vez en el medio escolar. Su mundo, el familiar, queda relegado y aparece su deseo de ser y hacer acrecentado por la novedad y el ambiente. Pero su deseo y actividad se encuentran con los de otros y provocan un conflicto que se resolverá en función de su temperamento e historia personal. Así, optará por esforzarse en prevalecer sobre el otro, se someterá a él, o bien se aislará. De cualquier manera, le permitirá encontrar a aquel o aquellos que lo acepten y descubrirá el placer de pertenencia. Una forma de disminuir los daños que la violencia puede causar sería: Mayor presencia del personal docente y un trabajo con los alumnos respecto de los objetivos que tienden a cuidar y respetar su propio ámbito escolar. Estimularlos a colaborar, integrarse y actuar cooperativamente mediante talleres de reflexión y de intercambio como así también la puesta en marcha de jornadas voluntarias de trabajo tendientes a mejorar y embellecer las instalaciones. Incluir a la comunidad, para que se sienta identificada con la tarea escolar. Se podrán proyectar películas y videos invitando a los distintos sectores de la sociedad, repartir folletos, organizar charlas y debates. Hurtos y robo de objetos: en todos los niveles económicos y sociales. Lesiones: desde golpes y empujones , hasta la utilización de armas de fuego. Ataque sexuales: pueden producirse en zonas de baños u otros lugares Homicidios: la portación de armas de fuego ha provocado homicidios en ámbitos educativos. Suicidios: la escuela está en condiciones de advertir estados depresivos de sus alumnos, ayudando así a impedir conductas auto destructivas que pudieran terminar en suicidios. "Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión." Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos - Adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948 - Este tipo de violencia, comprende distintas modalidades del conflicto con la autoridad educativa. La influencia de una familia violenta en un contexto de violencia, provoca consecuencias gravísimas. Comprende tanto a autoridades, profesores , preceptores, como personal administrativo y de mantenimiento, que trabaja en el ámbito educativo. Esta violencia puede adquirir diferentes manifestaciones: Física: Ha disminuido, notablemente en las últimas décadas, sin embargo se registran algunos casos aislados. Emocional: Consiste en humillaciones, violencia verbal, etiquetamiento de los alumnos como problemáticos. Expulsiones de alumnos de ámbitos educativos. La expulsión es una actitud violenta que pone de manifiesto la impotencia institucional. Relaciones confusas: Casos de relaciones impropias hacia los alumnos, cartas pasionales, caricias, abusos... Violencia del personal hacia los padres: Lamentablemente los padres son citados por los docentes y autoridades escolares para transmitir los aspectos negativos del alumno creando, muchas veces un círculo de incomunicación. Violencia entre el personal docente: La violencia entre docentes en un espacio educativo es una de las situaciones más delicadas y graves por los modelos que significan estos comportamientos para los alumnos .

Decepciones de pareja

La desconfianza supone la ruptura de muchos vínculos entre la pareja

La mala comunicación, el sentimiento de abandono o la rutimas hacen caer en un círculo vicioso, en el que la pareja realiza su vida de forma independiente sin el otro y, en ocasiones, hace que uno de los dos se sienta desplazado, poco valorado e ignorado por su pareja. Si revisamos la situación a nivel psicológico es fácil comprobar que la autoestima ha sido bastante lastimada.
Revisamos otros problemas en una relación que son más comunes de lo que pensamos y que afectan a la felicidad de la pareja.
La decepción. "No es el hombre (o la mujer) que yo creía" es el típico comentario de una persona que ha perdido la admiración en su pareja que anteriormente sí existió. Echar la culpa a la otra persona de este problema no es la solución ni se es del todo justo. Si tu pareja no es la de "antes" puede hacerte sentir decepcionada y esto generará un conflicto.
Elegir bien a tu pareja no garantiza el éxito en una relación
Testimonios como éstos "Me encantaba que él fuera tan callado. Yo pensaba que era así porque era una persona introvertida y con un mundo interior muy grande. Ahora me doy cuenta que callaba porque no tenía nada que decir. Por dentro estaba vacío", "me gustaba porque parecía una persona enigmática e interesante, pero al conocerla bien me di cuenta que está llena de complejos que la hacen ser agresiva y con personalidad negativa" relatan situaciones de personas que se han decepcionado al descubrir la verdadera personalidad de su pareja. Elegir bien a tu pareja no garantiza el éxito en una relación pero sí hace más probable que ésta sea duradera y satisfactoria. Hay que analizar las verdaderas razones de esta unión y si el otro (u otra) tiene la culpa real del fracaso de la pareja.

Falta de asertividad. ¿Por qué nos cuesta dar el primer paso a la hora de pedir perdón? A muchos de nosotros nos cuesta pedir perdón cuando consideramos que la culpa no es nuestra o no hemos sido los causantes de la situación. Es más fácil acusar a la pareja y cargarla con todo el peso de la culpa, en vez de repartirla entre los dos. ¿Seguro que tú no tienes también algo de culpa? Si además sumas el enfado que tienes en ese momento con el orgullo, la mezcla es explosiva. Para un poco, quizá tu pareja también esté dolida y su punto de vista esté algo fundamentado, al igual que el tuyo. Diálogo, diálogo y diálogo.

La confianza se ha roto

¿Convivirías con alguien en el que no confías? Según el diccionario, "confianza" es la ilusión segura que se deposita en una persona o cosa. Si vamos al médico confiamos en su criterio a la hora de diagnosticar nuestros síntomas. Cuando compramos un artículo, tenemos la confianza de que será de calidad y útil para nuestros intereses, y podríamos poner muchos ejemplos más.
Cuando la desconfianza se instala en nuestra relación de pareja, no hay mucho que se pueda hacer para recuperar el vínculo
En una relación de pareja cuando decidimos vivir juntos, lo hacemos porque estamos seguros y confiados en que esta persona responderá adecuadamente ante distintas situaciones de la vida y que no nos defraudará en lo verdaderamente importante. Pero ¿qué ocurre cuándo nos traiciona o nos ha humillado? Lo lógico es que dejemos de confiar en ella, así que cuando la desconfianza se instala en nuestra relación de pareja, no hay mucho que se pueda hacer para recuperar el vínculo de antaño, aunque te animamos a que leas nuestro artículo "Consejos para recuperar la confianza en nuestra pareja" donde abordamos algunas recomendaciones que pueden ser útiles y beneficiosas en tu relación.

Orgullo. ¿Por qué nos cuesta tanto perdonar? Puede que si ha sucedido lo mismo en muchas otras ocasiones y no se ve espíritu de enmienda, o el desagravio que ha cometido tu pareja es tan grande que no estés dispuesto a perdonar, es razonable que cueste perdonar a la otra persona. Pero hay que ver las cosas con perspectiva: a veces no hace falta perdonar en el momento, sino cuando llegue el momento adecuado, viendo en la otra persona un arrepentimiento sincero y una intención de enmienda. Tenemos que dar tiempo al perdón, tanto para nosotros como para la otra persona. O quizá no haya que perdonarlo todo...